Al atardecer del lunes 21 de noviembre de 1849, un grupo diverso de personas, impulsadas por la necesidad de educación y asistencia social, fundaron la Benemérita Sociedad Filantrópica del Guayas. Su misión era capacitar a la juventud, fomentar el desarrollo social y proporcionar apoyo mutuo a sus miembros.
La institución fue fundada por 64 socios, incluyendo comerciantes, industriales y médicos, bajo el liderazgo de Don Juan María Martínez Coello. La sociedad se organizó como una institución masónica, inspirada en los valores de la filantropía y el socorro mutuo, lo que les permitió un enfoque humanitario desde sus comienzos.
El primer edificio de la Filantrópica se ubicó en el centro de Guayaquil. En sus primeros años, enfrentaron diversos retos financieros y de infraestructura, pero gracias al aporte de los miembros y la colaboración comunitaria, lograron mantener sus actividades y expandir sus servicios.
La Filantrópica se destacó por ofrecer educación técnica, una necesidad fundamental en la época. Se crearon talleres de carpintería, mecánica y electricidad, que permitieron a muchos jóvenes acceder a trabajos especializados, contribuyendo al desarrollo industrial de la región.
En 1935, el Concejo Cantonal de Guayaquil reconoció oficialmente a la Sociedad por su impacto positivo en la comunidad. En 1949, el Congreso Nacional del Ecuador otorgó el título de "Benemérita" a la institución, en conmemoración a su centenario de servicio ininterrumpido.
Desde 2015, la Sociedad se fusionó con otros establecimientos para formar la Unidad Educativa Particular Benemérita Sociedad Filantrópica del Guayas. Actualmente, la institución opera en el Parque Industrial El Sauce, con modernas instalaciones y una amplia oferta de carreras técnicas.
El legado de la Benemérita Sociedad Filantrópica del Guayas continúa vivo en la formación de miles de jóvenes que han pasado por sus aulas. Hoy en día, es una institución educativa de renombre, que sigue cumpliendo su misión de trabajo, caridad y servicio a la comunidad.